El día siguiente, fue uno de esos. Uno de esos días en que todo sale mal, en que te tropiezas con todo el mundo, cuando estas en medio de mucha gente y justo cuando dices algo totalmente estúpido y sin sentido, todos se quedan callados, uno de esos días en que no es bueno investigar…
Me encontré con Ale antes de que comenzaran las clases, ella estaba un poco enferma y al parecer tenía fiebre. Le dije que sería mejor que se fuera a su casa pero no me quiso hacer caso.
- Gracias por tu preocupación pero en serio estoy bien, sólo es un resfrío, pronto se me pasará.
- Pero Ale, piensa que si te cuidas hoy quizás estés bien para mañana. Pero si te enfrías ahora, ese resfrío se puede agravar.
- Suenas como mi mamá. En serio, relájate, estoy segura de que no es nada.
- Pero Ale…
- ¡Mira la hora que es! Entremos ahora mismo al salón o la señora Hartny nos va a retar.
- Tienes una capacidad increíble para alejar la atención de ti cuando te conviene.
- Gracias, es un talento natural.
Abracé a mi amiga y entramos en el salón. La profesora ya había llegado y estaba con un papel en las manos. Levaba el pelo recogido, como siempre, y su ropa era común y corriente, como siempre, pero llevaba un pequeño prendedor verde con forma de ¿hada?, no, tenía muchas fantasías en mi cabeza, el prendedor tenía forma de libélula, no de hada, ¿en qué estaba pensando?
- Entren rápido señoritas que tengo que darles una noticia.
La profesora estaba de un humor muy bueno, demasiado para mi gusto.
- Para el día de hoy tengo algo preparado, no les voy a hacer clases – se escuchó un murmullo general y vi que mis compañeros estaban muy felices – pero, eso no quiere decir que van a quedar libres – todo estuvo en silencio una vez más.
- ¿Va a venir alguien más a hacernos clases? – preguntó Benjamín.
- No señor Oteiza, hoy van a hacer un trabajo en parejas.
¡Qué bien! Si era en parejas iba a hacerlo con Ale y así tendríamos tiempo para conversar y relajarnos un poco.
- Aquí tengo la lista con las parejas para el trabajo – de pronto mi felicidad se fue al suelo, ¿por qué tenía que obligarme a trabajar con alguien que no quería? Empezaba a pensar que mi día no sería tan perfecto como había imaginado.
- Alexandra Areen trabajará con Cristopher Dinamarca. Soledad Bizoa con Cristina Guerra. Francisco Carrasco con Patricia Rojas … - con cada nombre que decía, más aumentaba mi ansiedad. ¡No quería que me tocara con Jorge! No tenía nada en su contra pero a veces era un poco notorio que estaba interesado en mí y no me agradaba cuando alejaba a todo el mundo, yo no le pertenecía a nadie, menos a él así que no tenía derecho a hacer ese tipo de cosas.
- Jorge Guerrero con … - que no sea yo, que no sea yo, por favor, que no sea yo – Benjamín Oteiza. – respiré tranquila, no importaba con quien me tocara ahora, todo iba a estar bien. Sólo era un trabajo de Biología, ¿qué podía andar mal con eso?
- Lucas Gilleman con Trinidad Cruz, …
Me quedé en blanco, ni por un segundo pensé en Lucas, ¿cómo podía olvidarme de él? Lo busqué con la mirada, cuando lo encontré, me estaba observando. En cuanto nuestros ojos hicieron contacto se rió discretamente. Esto era divertido para él pero para mí sería poner a prueba mi autocontrol. A veces ese chico causaba estragos.
Cuando la profesora terminó de nombrar las parejas nos dijo el tema del trabajo, tendríamos que hacer un simple informe acerca de nuestro animal favorito y de las cadenas tróficas en las que estaba inserto… si bien, el tema era “biológico”, no tenía nada que ver dentro de la unidad que estábamos viendo, y eso era algo que la señora Hartny no haría al azar… algo extraño había en todo esto.
- Tranquila Trini, no empieces con la paranoia – mi voz interior intentó calmarme pero la verdad es que no lo logró mucho.
Me dirigí hacia donde estaba Lucas, él ya estaba de pie, listo para salir del salón.
- Emmm, hola Lucas
- Hola Trinidad – estaba de buen humor así que eso significaba que posiblemente no pelearíamos, quizás sólo sería un trabajo.
- ¿Te parece si vamos a la biblioteca?
- Claro bella durmiente.
- ¡Ey! Ya no he vuelto a llegar atrasada a clases…
- Lo se, lo se… es que me gusta decirte así… ¡bella durmiente!
Nos encaminamos hacia la biblioteca y Lucas pidió una de las pequeñas salas que habían para estudio personal, sin duda este sería un trabajo singular… y no precisamente por el tema a tratar.
- Bueno, empecemos a trabajar. Trini, ¿cuál es tu animal favorito?
- ¿Y por qué tiene que ser el mío y no el tuyo?
- Nunca dije que no íbamos a hacer con tu animal favorito, aunque pensaba decirlo… lo que pasa es que mi animal favorito es la salamandra.
- “Salamandra”
- Si, por eso pensé que sería mejor el tuyo… al mío nadie lo conoce.
- La verdad es que tienes gustos bastante extraños.
- Si, lo sé, debe ser por eso que me agradas.
- Qué gracioso Lucas.
- Jaja, ya, dime cuál es tu animal favorito.
- Pero su majestad Gilleman, estoy segura que usted podría adivinarlo sin siquiera hacer un gran esfuerzo.
- Qué graciosa Trini…
- Está bien, te lo voy a decir. Me encantan los gatos.
- Interesante.
- ¿Qué tiene de interesante?
- Bueno, que si le haces la misma pregunta a muchas personas, la mayoría va a decir que le gustan los perros.
- Los perros también son lindos, pero prefiero mil veces a un gato. Son más independientes, inteligentes, ágiles… bueno, simplemente me encantan.
- Y… ¿tienes alguno?
- No, hace tiempo que no hay animales en casa. Hace 4 años tenía un gato café, se llamaba Romano.
- Algo me dice que la historia no termina bien.
- No te equivocas, un día apareció en el patio… - recordar esa imagen aún me dolía, desde que tenía memoria que Romano había estado en casa y pensar en cuando lo había encontrado… todavía me dolía a pesar de los años – estaba envenenado.
- Que pena Trini, de verdad.
- Si, es una pena. Romano era un gato maravilloso.
- Detesto a las personas que matan animales sólo por placer.
- Creo que coincidimos en eso – miré a Lucas y en sus ojos vi rabia, seguramente algo le había pasado alguna vez, relacionado con una mascota…
- Bueno, será mejor que empecemos con el trabajo o se nos va a pasar la hora y tenemos que entregarlo antes de que la profesora de vaya de la universidad.
- Si, tienes razón Trini, empecemos.
Pensé que el hecho de trabajar con el chico de los ojos pardos iba a ocasionar que estuviera distraída, pero no fue así. Debe haber sido el tema del trabajo, la verdad es que los animales me apasionaban, y me siguen apasionando. Cuando pequeña pensaba que en otra vida había sido un animal, siempre me imaginé como un panda.
Cuando faltaba poco para que termináramos, decidí preguntarle por los mensajes en mi celular, tenía que aprovechar su buen humor.
- Lucas, hay algo que quiero preguntarte.
- ¿Qué cosa?
- Es que, cuando llevábamos pocos días de clases recibí unos mensajes en mi celular.
Lucas me miró con una cara inexpresiva, como si intentara esconder algo… quizás él si tenía algo que ver con los mensajes.
- Y como llamaste a mi casa sin que yo te hubiera dado mi número telefónico, bueno… - esto estaba resultando un poco vergonzoso – quería saber si tenías algo que ver con eso.
Lucas no dijo nada, era como si yo nunca le hubiese hecho una pregunta. Me miró unos segundo y luego bajó la vista y siguió escribiendo. Simplemente no me tomó en cuenta. ¿por qué tenía que ser tan cambiante? Pensé que quizás nunca podríamos tener una amistad normal.
- Ya, terminé al trabajo. Ahora sólo hay que entregarlo – me miró profundamente y yo me dejé perder en esos ojos que tanto me gustaban. – toma, entrégalo tu, yo tengo que irme.
Salió de la sala sin que tuviera tiempo de decirle algo… pero no pasaron 10 segundos y estaba de vuelta. Se acercó a mi oído y susurró.
- Disculpa si te incomoda mi forma de ser, sólo quiero que estés bien y no vale la pena que te sientas triste por ese chico que no te supo valorar.
En cuanto dijo esto, volvió a salir de la sala, pero esta vez no regresó. Tomé el trabajo que Lucas había dejado en la mesa y me dirigí al escritorio de la profesora Hartny.
Me costó asimilar lo que había ocurrido en la biblioteca, incluso cuando llegué a mi casa, 2 horas después de lo sucedido, todavía no entendía nada. Lucas era el chico misterioso de los mensajes, eso significaba que se preocupaba por mí. Pero también me hacía tener más dudas, ¿cómo sabía lo que había pasado con Gabriel si yo nunca lo había mencionado en su presencia? Es más, nunca había hablado de él en la universidad, ni siquiera a Ale le había hablado de Gabriel.
Mientras más pensaba en el asunto, más me asustaba. Por un lado, Lucas era un chico genial, era inteligente, bien parecido y simpático cuando quería, pero por otro lado, también era extraño y tenía un montón de secretos que yo quería descubrir. Lo que no sabía hasta ese momento era si las respuestas que quería me servirían de algo o sólo me meterían en problemas.
Estos sucesos me hacían volverme loca, sentía que estaba colgando de una balanza entre lo bueno y lo malo de Lucas. Mi hermana me había dicho que él iba a ser importante en mi vida pero el misterio alrededor de Lucas era tan grande que ensombrecía muchas partes de él. No sabía realmente si quería saber más o simplemente alejarme de él, quizás si no le hablara nunca más las cosas serían más sencillas pero ¡anda! ¿cuándo habían sido sencillas las cosas para mí?
Muchas gracias Joha por el premio, significa mucho para mi!!!
Pasaron los días y llegó el examen de Cálculo para el que tanto había estudiado. Dos días después estaban los resultados y cual fue mi sorpresa al ver que la mejor calificación la tenía Lucas. Si hasta ese momento pensaba que Lucas era un buen chico, esto hacía que mi visión cambiara de un débil simpático y extraño a un perfecto y misterioso. Pero eso no fue lo que más me llamó la atención, en el cuarto lugar de la lista estaba ¡mi nombre! Me sentí realmente aliviada, me iba bien en la universidad, estaba superando lo de la ruptura con Gabriel e incluso a Juli ya le habían desaparecido las manchas azules. Todo iba perfecto en mi vida, no podía esperar nada más.
Con una sonrisa gigante me dirigí a mi casillero a guardar un libro que no iba a utilizar cuando me encontré en el pasillo con Ale.
- Waw Trini, te fue increíble en el examen.
- Si – respondí saltando de alegría – ¡y a ti también te fue muy bien!
- Si, es fantástico. Pero… - su cara de pronto dejo reflejar felicidad y de un momento a otro estaba neutra, ninguna expresión.
- ¿Qué pasa Ale? Habla ya, o me vas a matar de un susto.
- Es que a Jorge, bueno…
- ¡¡Habla luego!!
- Ya voy, ya voy. Es que a Jorge le fue mal.
- ¿Qué tan mal?
Ale me tomó de un brazo y me condujo de vuelta por donde había caminado hace tan sólo 2 minutos. Una vez frente al fichero me mostró el lugar de Jorge. A Ale y a mi nos había ido genial pero a él… le fue muy, muy mal.
- ¿Cómo pasó esto? Si estudiamos juntos, hicimos toda la guía que te conseguiste con los chicos de segundo. No me lo explico.
- Yo tampoco Trini pero, el asunto es que estuvo a punto de no pasar la prueba. Se salvó por un solo punto de ir al examen final… aunque de todas formas eso depende de las pruebas que vengan.
No me podía explicar cómo a Jorge le había ido tan mal, simplemente era algo que no tenía explicación. En cuanto me encontré con él, aproveche para hablarle.
- ¡Hola Jorge! ¿cómo estás?
- Hola Trini… bueno, cómo voy a estar, como un pobre alumno de primer año que casi no pasa una prueba de Cálculo.
- Ay Jorge, no se cómo pasó. Si estudiamos juntos…
- Lo que pasa es que nunca me pude concentrar al lado tuyo – me miró con ojos de cordero y yo me congelé.
- ¿Cómo?
- Disculpa, no quise decir eso. Es sólo que no soy bueno con los número – su cara se puso muy roja pero ni comparada con la mía que tenía un color rojo dramático.
- Creo que no funcionó que estudiáramos juntos.
- Mmm, parece que no. Pero eso no quiere decir que no podamos hacer otras cosas. Estaba pensando si te gustaría, este viernes… - no pudo terminar la frase porque el chico de los ojos pardos apareció de la nada para salvarme de esa situación tan vergonzosa.
- Hey Trini, ¡que no se te olvide que el viernes quedamos de ir al cine! – me gritó a todo pulmón de un extremo al otro del pasillo. Era como si supiera de lo que Jorge me estaba hablando. Por un momento creí ver que me guiñaba un ojo pero fue tan rápido que quizás haya sido sólo mi imaginación.
- ¡No se me ha olvidado Lucas! – miré a Jorge, tenía una cara triste y en sus ojos asomaba la rabia contenida que le tenía a Lucas.
- Jorge, disculpa que no pueda seguir hablando contigo, tengo que ir a clases. Después nos vemos.
Me alejé lo más rápido que pude para no darle la oportunidad de invitarme a salir otro día que no fuera el viernes. Cuando di vuelta la esquina del pasillo casi choqué con Lucas, me estaba esperando.
- Me debes una – me dijo con una cara risueña.
- ¡Oye! No seas así, Jorge es simpático, aunque un poco posesivo… pero sigue siendo simpático. Además me siento culpable porque estudió para la prueba de Cálculo conmigo y Ale y a nosotras nos fue bien pero a él…
- Si, lo vi. Por poco no lo logra. Pero por otro lado, tienes una excusa para la próxima vez que quiera estudiar contigo. Puedes decirle que no quieres que le vuelva a ir mal y que estudiar contigo es un reprobado sin dudas.
- Hey, no soy tan mala con los números. Aunque no pude ganarle a su majestad Lucas Gilleman el perfecto.
- Jaja, me han dicho muchas cosas en la vida pero nunca alguien me había dicho “perfecto” – me miró profundamente y si yo hubiese estado hecha de hielo, me habría derretido por completo y no sería más que un charco de agua en medio del pasillo.
- Disculpe si lo ofendí su majestad, no fue mi intención.
- Jaja, realmente es muy divertido hablar contigo. Eres impredecible.
- Así que soy impredecible. Y qué me dices de ti. Eres completamente bipolar.
- ¿Bipolar? ¡Nunca! Sólo digamos que soy un poco cambiante – hizo una mueca con la boca que no le había viso nunca, era como si quisiera reír pero se contenía.
- Lucas, disculpa. No había visto la hora pero tengo clases y no quiero llegar una vez más atrasada.
- No llegarás atrasada a ninguna parte.
- Pero si ya han pasado como 10 minutos desde que debería estar en el salón. ¡Y tu también!
- Señorita Cruz, tengo el agrado de informarle que el profesor se ha ausentado y estamos libres de clases hasta mañana.
- Oh, eso es fantástico. Es genial. Bueno, de todos modos tengo que irme a casa – realmente no quería irme pero tampoco quería que Lucas se diera cuenta que me agradaba mucho estar con él. Era tan bipolar que eso podía hacer que se alejara sin ninguna razón.
- Está bien, supongo que nos vemos mañana. – la alegría se le había escapado de los ojos pero no podía decir que estaba triste, sólo normal.
Antes de que me pudiera arrepentir, me fui a mi casa. Ahí me encontré con Julieta, ella también había salido temprano del colegio y me invitó a dar un paseo. Fuimos a mi parque favorito… bueno, a mi ex parque favorito, ahí Gabriel había terminado conmigo. Caminamos bajo los árboles, la mayoría seguía verde pero se podían vislumbrar uno que otro árbol con las hojas un poco amarillas, los días de calor se estaban esfumando y pronto llegaría el otoño.
- Hace mucho que no salimos juntas.
- Si Juli, hace mucho tiempo. Es que hacemos cosas diferentes. Tú estás con Carlos, antes yo salía con Gabriel… bueno, ahora estoy estudiando y todo es nuevo. Parece que ninguna de las dos ha tenido mucho tiempo libre.
- La verdad es que no, los profesores repiten todo el día que los dos últimos años de la secundaria son los más importantes, que es nuestra oportunidad de subir las notas y bla bla bla, todo el día es lo mismo.
- Si, cuando tenía tu edad era lo mismo, las cosas no han cambiado mucho.
- Las cosas en el mundo no, pero tu si. ¡Mírate! Te ves más feliz que antes. No quiero decir que cuando andabas con Gabriel no era feliz pero es que ahora tienes algo diferente, ¡irradias luz por todas partes!
- Jajaja, no creo que sea para tanto, pero reconozco que últimamente y a pesar de todo lo que tengo que estudiar, mi vida ha mejorado.
- Y ya estás bien de lo de Gabriel – mi hermana se veía tímida con el tema, se que no me quería molestar con preguntas indeseadas.
- Todo está bien. Hace unas semanas me escribió diciendo que quería volver a estar conmigo… pero le dije que ya no me interesaba.
- ¿Y estás segura de eso?
- Si, absolutamente. Todavía me duele cuando pienso en él, siento que tengo un vacío dentro de mí pero de a poco se ha ido llenando con nuevas cosas.
- Mmm, y entre esas “cosas”… ¿habrá algún chico por ahí? – esa pregunta me tomó desprevenida, me habría gustado responder más rápidamente pero no se me ocurría nada. Había un chico: Lucas. Pero no me interesaba de esa forma… la verdad es que no estaba muy segura de en qué forma me interesaba. Lucas es un chico agradable y guapo pero no tenía pensado entrar en otra relación amorosa que me dejara con un vacío más grande del que ahora tenía.
- No exactamente.
- ¿Se trata del chico que te fue a buscar una vez a la casa cierto?
- Mmm, puede ser.
- Si, me imaginé que podía ser él.
- Pero no me interesa, de verdad. Es simpático pero… no ando buscando novio.
- Ay hermana, no hace falta buscar novio para encontrarse con uno. Quizás él sea el indicado para ti.
- No Juli, de verdad que no me interesan esas cosa por ahora, sólo pienso en la universidad, en nada más.
- Como digas, pero estoy segura que en tu vida, ése chico tiene algo que hacer.
- ¡Juli! Tú y tus predicciones astrológicas.
- Jaja, esta vez no se trata de eso, es sólo institución.
Caminamos y caminamos, hablamos y hablamos… hasta que empezó a hacer frío y nos devolvimos a casa. Ahí nos esperaban nuestros padres. Cenamos y luego fui a mi pieza.
Acababa de tener una tarde increíble con mi hermana, hacía mucho tiempo que no conversábamos tanto… y me había hecho pensar en muchas cosas.
¿Qué pasaba si tenía razón y si Lucas era el chico indicado para mí?
Tenía tantas cosas en mi cabeza. La predicción de Juli, el mal resultado de Jorge en la prueba de Cálculo, cómo Lucas supo que Jorge me estaba invitando a salir, los extraños mensajes de texto en mi celular, lo que Lucas no había alcanzado a decirme la otra noche… ¡habían tantas cosas en mi vida que no estaban resueltas! Pero me alegraba pensar que ya había superado lo de Gabriel, si tenía suerte no me escribiría otra vez y así no tendría que remover la pequeña bolsita de ácido que había dejado dentro de mí el día que se marchó… y si Gabriel había dejado ácido, Lucas estaba llenando mi vida de ¿dulce?, no podía asegurar que fuera perfecto para mí, pero por el momento me agradaba hablar con él, incluso a pesar de su humor cambiante.
Me quedé pensando en todo por un largo tiempo, una y otra vez llegaba a lo mismo: nada de las cosas que me perturbaban tenían sentido. Decidí que trataría de descifrar el misterio de los mensajes. Tomé mi celular, una hoja de papel, un lápiz y anoté:
No me decepciones, se que no eres así. Haz lo que grita tu corazón.
Si confías en ti misma, no te quivocarás.
¿Qué tenían en común esos mensajes? Habían llegado cuando leí el correo de Gabriel cuando me decía que todavía me quería, en eso estaba pensando… pero, ¿quién se había conseguido mi número y cómo lo había conseguido?
De pronto todo tenía sentido, había una persona... hace unas semanas, alguien había llamado a mi casa sin tener mi número, ¿podría ser la misma persona? Si Lucas tenía algo que ver con los mensajes, yo lo iba a averiguar.
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