Una vez que ya se arregló todo entre Lucas y yo, me fue a dejar a mi casa. Cuando crucé la puerta con mi pequeño regalo en brazos, fui directamente al living donde sabía que estaban todos, papá, mamá, Juli y hasta Carlos estaba ahí.
- Familia, les presento a la nueva integrante del hogar – dije esto alzando a mi pequeña skillü y sosteniéndola para que todos pudieran verla.
- ¡Es precioso Trini! – mi hermana saltó del sillón y se abalanzó sobre mi mascota – ¿y qué es? ¿gato o gata? – no quería mentirles así que me limité a omitir ciertas partes de la identidad de Pinta.
- Es hembra.
- Trinidad, podrías habernos preguntado antes de traer un animal a la casa – mi mamá se mostraba un poco reticente al hecho de tener una mascota.
- Lo sé mamá, pero puedo decir a mi favor que no lo tenía planeado.
- ¿Cómo así hija?
- Es que fue un regalo.
- Uhhh, ¿y quién será el que te lo regalo? – Juli había hecho la pregunta precisa, a ella no se le escapaba ningún detalle… la miré con cara de pocos amigos.
- Un compañero.
- Mmm, ¿el que pasó por ti la otra vez? – podía esperar un interrogatorio de parte de mi hermana e incluso de mi mamá, pero de mi papá… me avergonzó un poco el hecho de que él también supiera de la existencia de Lucas.
- Si papá, el mismo.
- Trini, ¿le pusiste nombre?
- Si, se llama Pinta.
- Mmm, viniendo de ti hermanita… no podía esperar un nombre más normal jaja
- Gracias Juli, siempre puedo contar contigo.
- Claro que si, cuando quieras – me devolvió a mi skillü y volvió al lado de su novio que seguía viendo el partido de futbol en el televisor sin siquiera mover un músculo.
- Bueno, me la llevaré a mi pieza para que la conozca.
- No tan rápido jovencita – sentía venir un regaño de mi mamá.
- ¿Hay algún problema?
- Nada grave, sólo quiero saber donde va a dormir. No quiero que ande dejando sus desechos por toda la casa.
- Ah, por eso no te preocupes mamá, se quedará conmigo y yo me voy a encargar de todo, además, Pinta es toda una señorita.
Fue como si mi skillü entendiera todo porque en cuanto terminé de hablar, afirmó con su pequeña cabeza corroborando que se portaría bien. Traté de disimular un poco sus movimientos y la acurruqué en mis brazos antes de ir hacia mi pieza, una vez allí tuvimos una espacie de conversación.
- Muy bien Pinta, esta es mi pieza, ¿te gusta? – asintió una vez más.
- ¿Dónde te gustaría dormir? Estaba pensando en armarte una cama, por aquí tengo un polerón viejo que te puede servir – esta idea no le gustó porque movió su cabeza hacia los lados.
- ¿Tienes una mejor idea? – asintió.
- Entonces muéstrame.
La puse en el suelo para que pudiera mostrarme por si misma dónde quería dormir. Caminó por toda la pieza y finalmente se ubicó cerca de mi cama como si quisiera subir, me encaminé para ayudarla pero no alcancé a llegar pues Pinta había dado un gran salto y ya estaba a los pies de mi cama señalando el lugar elegido.
- Así que puedes saltar alto, veo que tienes muchas sorpresas.
Me miró profundamente e hizo una mueca semejante a una sonrisa, luego asintió por última vez antes de dormirse.
En vista de que no tenía nada más que hacer y como no quería estudiar, bajé a comer algo y luego volví a mi pieza para dormir. En medio de la noche sentí que Pinta caminaba por la cama y se acomodaba a mi lado.
A la mañana siguiente desperté cuando unas patitas recorrían mi cuerpo hasta llegar a mi cabeza, ahí sentí que algo húmedo pasaba por mi mejilla, era Pinta que me estaba lamiendo la cara para que despertara. Cuando abrí los ojos me encontré de cara con ella, estaba sobre mí, observándome fijamente.
- Buenos días, espero que hayas dormido bien – me incorporé en la cama y miré el reloj.
- No puede ser, me quedé dormida otra vez.
Salí de la cama a toda carrera, me preparé para empezar un nuevo día y cuando estaba casi vestida traté de bajar las escaleras pero me tropecé con mis propios pies cuando trataba de bajar saltando y poniéndome un calcetín. Cuando por fin llegué a la cocina, me aseguré de que todo estaba en su lugar, no quería llegar a la universidad media desvestida.
Hasta ese momento no me había percatado pero, cuando me senté para tomar desayuno, Pinta saltó a mi regazo y se acomodó para seguir durmiendo sobre mí.
- Hey, no te puedes quedar mucho ahí, tengo que ir a la universidad, ¿entiendes?
- Ay Trinidad, siempre supe que tenía una hermana media loca pero ¿esto? Cómo pretendes que tu gata te entienda.
- No la escuches Pinta, está celosa jaja – mi skillü ronroneo como si fuera un gato común y corriente y siguió en su lugar sin mover ni un pelo.
Mientras estaba luchando con mis cereales para que entraran rápidamente en mi boca y se fueran directo a mi estómago, sonó mi celular. Tuve que pararme de la silla porque lo había dejado en mi bolso así que Pinta se enojó cuando me moví bruscamente y sin avisar.
- Lo siento. – mi skillü refunfuño pero aun así me miró con ojos amistosos.
Cuando volví a mi asiento con el celular en la mano, mi mascota volvió a saltar a mi regazo y yo seguí comiendo mientras veía que tenía un mensaje de texto de Lucas.
Hola Bella Durmiente, te paso a buscar en 20 minutos, te recomiendo que lleves un bolso donde quepa tu skillü porque no querrá quedarse sola en casa.
¡Llevar a Pinta! Lucas tenía que estar medio loco si pensaba que la iba a meter en mi bolso para llevarla a la universidad. Nadie lleva a su mascota a clases, esas cosas no pasan… Me pareció tan extraño el consejo de Lucas que decidí responderle:
Hola Lucas, te espero entonces (dices en serio lo de llevar a Pinta a la uni?) pd: te he dicho alguna vez que estás medio loco?
A pesar de haberme quedado dormida, el hecho de que Lucas pasara por mí me había dado una nueva chispa y sentía que sería un buen día así que decidí compartir un poco de mi buen humor con mi amigo misterioso. No alcanzó a pasar un minuto y mi celular sonó otra vez, era la respuesta de Lucas.
Estoy seguro, si no me crees, pregúntale… y si, ya me lo habías dicho.
En vista de que Lucas no parecía estar bromeando, pensé seriamente preguntarle a mi skillü si quería acompañarme a clases, pero si me ponía a hablar con mi “gata” en frente de mi hermana me aseguraría un año de bromitas de su parte así que tomé a Pinta en brazos y fui hacia mi habitación.
Me senté en mi cama, puse a mi mascota frente a mí y me agaché para que mis ojos quedaran a la altura de los suyos.
- Emmm, esto es muy extraño… quiero saber si… bueno, quiero saber si me entiendes cuando te hablo – me sentía realmente ridícula, le estaba hablando a un animal y más encima esperaba una respuesta.
Pinta asintió y me miró fijamente.
- Esta bien, supongamos que fue sólo casualidad… probemos otra vez, si me entiendes, tócate una oreja con la pata derecha – estas instrucciones eran un poco más complejas y le quitaban el factor azar a todo este asunto de la comunicación ama-mascota.
Sorprendentemente, Pinta no hizo nada. Estuvo mirándome con una cara graciosa durante unos segundos y luego pareció suspirar.
- Creo que estoy fantaseando mucho, ¿cómo me vas a entender?
Me enderecé y la estuve mirando unos segundos más con la secreta esperanza de que me respondiera. Cuando me di cuenta que lo que estaba haciendo era algo simplemente ridículo, me puse de pie y fui en dirección a la puerta de mi pieza.
Antes de que pudiera llegar, Pinta se había interpuesto entre la puerta y yo como si pretendiera retenerme.
- ¡Qué tierna eres! Apuesto a que deseas que me quede contigo, pero no puedo. Tengo que irme.
Una vez más mi skillü hizo un gesto como si estuviera suspirando y, sorprendentemente, levantó la pata derecha, mientras me miraba directo a los ojos, y se tocó la oreja.
- ¡Waw, esto es impresionante! ¡Tu sí me entiendes!
Asintió una vez.
Lucas me había metido de lleno en su mundo. El chico misterioso confiaba a tal extremo en mi que no sólo me había contado de su identidad secreta sino que también me había hecho participe de ella al obsequiarme una mascota oduniana. Tenía frente a mí una criatura mágica, que me entendía perfectamente y muy probablemente, tenía algún poder o cualidad sobrenatural oculta.
Tomé la decisión de llevar a Pinta a la universidad, en el peor de los casos algún profesor la vería y tendría que salir de la sala pero, quizás podría averiguar algo interesante al hablar con Lucas. Lo pensé por unos momentos y llegué a la conclusión de que valía la pena arriesgarse.
- Te llevaré conmigo así que debes comportarte.
Miré seriamente a mi mascota en un intento de reafirmar mis palabras con mi expresión corporal, lo que pareció funcionar de inmediato porque Pinta se sentó erguida y asintió una vez más con su pequeña cabeza. La tomé en brazos y bajé las escaleras, luego fui a la cocina en busca de mi bolso. Como apenas tenía dos cuadernos dentro había bastante espacio para mi skillü pero de todas formas hice la prueba.
Julieta ya había salido de la casa así que no tenía complicaciones de parecer una loca que le habla a un gato.
- ¿Estás cómoda? – la respuesta fue negativa.
- Está bien, espera mientras voy por algo.
Subí corriendo las escaleras hasta llegar a mi habitación, miré alrededor pero no encontré nada útil, me zambullí en las profundidades de mi armario y saqué una antigua polera de algodón que dejé de usar después de haberle ocasionado una horrible mancha de sangre que nunca salió.
Bajé y me dirigí nuevamente hacia la cocina, mi corazón palpitaba rápidamente porque cada vez quedaba menos tiempo para la llegada de Lucas y tan sólo pensar en él hacía que mi estómago se revolucionara y mi corazón se volviera loco.
- Mira lo que traje – acomodé la polera dentro del bolso y volví a meter a Pinta en su interior - ¿está mejor ahora?
¡Bingo! La respuesta que esperaba. Al parecer a Pinta le había agradado mi antigua polera. En ese preciso instante sentí que golpeaban la puerta, seguramente se trataba de Lucas así que acomodé a Pinta lo mejor que pude, me miré en el espejo antes de salir y abrí la puerta.
Pero frente a mis ojos no estaba Lucas.
- Hola Trini, ¿te llevo a la facultad?
- Emm, hola. Qué sorpresa verte aquí.
- Disculpa que no te avisara que venía, pensé en darte una sorpresa - ¡qué gran sorpresa! pensé.
- La verdad es que me tomas desprevenida, no pensé que eras tú.
- ¿Esperabas a alguien?
Era lógico que Jorge me iba a preguntar eso, lo que no era lógico era que no pensara en la respuesta a esa pregunta antes de que fuera formulada, así que mi reacción fue limpia y espontánea, no supe el motivo por el que dije lo que dije, pero todo fue tan fluido que simplemente dejé que mi inconsciente hablara.
- No, a nadie. Si me esperas un poco voy contigo.
- Estupendo – respondió Jorge con una gran sonrisa en los labios y un brillo descomunal en sus ojos.
Volví a entrar a mi casa pero sólo cerré la puerta y apoyé mi espalda en ella.
- ¿Qué hiciste Trinidad? – me dije.
Salió un bufido desde mi bolso, a Pinta no le había gustado nada mi decisión y para ser sincera, no estaba segura de lo que estaba próxima a hacer. Tomé el teléfono y redacté un mensaje.
No pases por mí, te veo en la u.
5 Comments:
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plizz
El final que le has dado! ya quiero saber como se pondrá Lucas , creo que esa respuesta solo la tienes tu y para averiguarlas esperare al prox cap.
Un beso grande!
wuau no puedo esperar a ver que sucede. como reacionara lucas al saber que trini se va ir con jorge y la vea llegar a la uni!!!
¿se pondra celoso?
ya quiero saber!!!
aquí yo poniéndome al día. Me encantó! jeje que tierna la skiliú, a mí que no me gustan muchos los felinos, la encuentro genial, creo que con usa de esas haría una excepción jeje.
Pero por qué le mintió a Jorge?? debería haberle dicho, estoy esperando a otra persona. Me tinca que ahora lucas se enojará con ella, no sé... snif no kero eso!!!
Un abrazo.
pd.: gracias por tus comentarios, y siiiii, tenemos similitudes en la forma de escribir!! jeje
maysu