~ música ~

Cap 22: Grandes cambios

No tenía más exámenes hasta el lunes siguiente. Tan sólo faltaba una semana para mis ansiadas y merecidas vacaciones. Por fin tendría un poco de tiempo para analizar lo que había pasado en las últimas semanas. Tiempo, eso era justo lo que necesitaba. Quien se habría imaginado que eso era lo que me iba a sobrar.

- Oye tú, ¿sigues en las nubes?

- ¿Qué intentas decir con eso, Juli?

- No intento nada, simplemente lo digo. Últimamente has estado un poco – hizo una pausa – perdida. No se si será por tu noviecito o por los exámenes, pero estoy segura de que algo te pasa.

- No es nada que unos días de descanso no puedan curar. ¡Ya casi puedo oler mis vacaciones!

- Si es así, me alegro – sus palabras no coincidían con la expresión de sus ojos.

- Supongo que debo decir “gracias”.

- Si, supones bien – mi hermana se dirigió hacia la puerta de la cocina – ah, me olvidaba. Papá me dijo que te invitara a ver la lluvia de estrellas. Ya sabes, hija adolescente, novio universitario, noche oscura y tenebrosa… ¿Te animas?

- ¿Me estás pidiendo que sea tu niñera?

- Mmm, algo así. ¿Irás?

- Está bien, de todos modos tenía pensado ir a ver las estrellas. Ojala que no esté nublado el cielo.

- Cruzaré los dedos, aunque ya estoy perdiendo un poco las esperanzas. Tres días seguidos de lluvia le quitan el ánimo a cualquiera.

El hecho de que fuera viernes por la mañana y que faltaran tres días para el próximo examen, hizo que me relajara un poco. Subí a mi habitación y prendí el televisor, encontré un programa de asesinos y detectives. Llamé a mi skillü para que se acurrucara conmigo mientras veíamos la televisión. No recuerdo nada de los asesinos ni de los detectives, sólo que de un momento a otro, me dormí.

Caminaba por un lugar completamente oscuro, no había ni un minúsculo rayo de luz que me permitiera vislumbrar los alrededores. Me agaché, el piso era sumamente plano y suave. Estiré los brazos por si encontraba algún muro cerca de mí, pero no logré tocar nada. Me imaginé que estaba en una gran habitación a oscuras.

De algún modo, sabía que estaba soñando, y eso me pareció extraño. No es muy común que estés durmiendo y que, racionalmente, sepas que lo estás haciendo. A pesar de aquel conocimiento, quise seguir ahí, quería saber de que se trataba. Me erguí y comencé a caminar con cuidado, de modo de no tropezar. De pronto, noté que la temperatura del lugar empezaba a aumentar. Sentí un poco de sofoco, me faltaba el aire. Me imaginé que si caminaba lo suficientemente lejos, podría escapar de aquel calor, pero no pude.

Entre la oscuridad, vi un flash de luz que desapareció increíblemente rápido. Caminé hacia donde había visto la luz. No sabía de distancias, sólo sabía que debía caminar. Otro flash. Corrí hacia él pero en menos tiempo de lo que toma un pestañeo, había desaparecido. Seguí corriendo pero no logré encontrar el causante de las luces. Me percaté de que el calor se había ido velozmente y que en su lugar, corría un gélido viento que hizo que cada cabello de mi cuerpo se erizara. Sentía mucho frío y hacía que me doliera la cabeza. Otro flash llamó mi atención. Esta vez, había aparecido muy cerca de mí.

Esperé a que sucediera algo más mientras trataba de imaginar qué podía estar originando aquellas luces hasta que algo me distrajo. ¡Qué idiota había sido al quedarme ahí! ¿Cómo no me había dado cuenta de que estaban cayendo rayos?

Quise correr en la dirección contraria a los rayos pero ya era tarde, me acurruqué en el suelo esperando por un milagro. No sabía cómo, pero presentía el peligro… algo más riesgoso que estar en medio de una tormenta de rayos, algo me acechaba.

- ¿Por qué tengo estos sueños tan extraños? Debo despertar, debo despertar, debo despertar – me repetía en vano.

Miré hacia el cielo, o lo que en ese momento creía que era el cielo y las fracciones de segundos se hicieron eternas. Era como si el tiempo avanzara en cámara lenta porque en un instante vi claramente como caía en mi dirección. Estaba aterrada, si ese rayo caía sobre mí, me mataría. Quedaría irreconocible.

- ¡No puede caerme un rayo encima! – era inverosímil lo que estaba soñando – debo despertar, debo despertar…

Miré mi muñeca a causa de que el brazalete que me había regalado Lucas había cobrado vida. Hacía que mi brazo se alzara, por más que yo intentaba mantenerlo bajo control. Mientras, esperaba el certero golpe del rayo que estaba sobre mi cabeza.

- Trinidad, ¡despierta!

Respiré tan hondo como si hubiese estado una eternidad bajo el agua. Estaba en la tranquilidad de mi pieza, recostada en mi cama y al lado de Pinta. Mi corazón estaba agitado y me percaté de que estaba bañada en sudor.

- ¿Qué pasó? – quise saber.

- Te dormiste a penas me llamaste. Después de unos minutos empezaste a dar vueltas por toda la cama, te movías de un lugar a otro y ponías las manos en frente de tu cara, como queriendo esconderte de algo.

- Una pesadilla – lógicamente, eso había sido – sólo fue un mal sueño. – suspiré – Lo mejor es que deje de holgazanear y me ponga a estudiar. Eso mantendrá mi mente libre de fantasías.

- Mmm, ¿estás bien? – mi skillü me miró con cara de escéptica.

- Claro que si, sólo fue un sueño. No te preocupes por mí, estoy bien. – traté de sonar despreocupada y relajada.

- De todas formas me quedaré a hacerte compañía. ¿Me sirves un poco de miel?

El resto de la tarde estuvo relativamente bien. No más pesadillas ni ideas fantasiosas. Mi cabeza estaba absorta en los libros que tenía que devorar en las próximas horas, aunque tenía una distracción: Lucas. Por alguna razón no podía dejar de pensar en él y me atormentaba la decisión que había tomado.

Por la noche no pude aguantar más y exploté.

- Lo extraño demasiado – miré a Pinta que estaba junto a mí.

- ¿Y qué piensas hacer al respecto? – dijo entre ronroneos.

- No lo sé. Me siento perdida. A esta altura no se si fue buena idea alejarme de Lucas pero… aunque me duele, hay una parte de mí que sigue pensando que está bien lo que estoy haciendo. Pero hay momentos, como éste, en que siento que lo extraño más de lo humanamente soportable, pienso que lo correcto es dejar que tenga una vida tranquila – sentí como una lágrima se asomaba – es lo que debía hacer. ¿Qué piensas tú?

Esperaba una respuesta verbal de mi skillü, en cambio, recibí una gran, gran sorpresa. Ante mis ojos vi el cambio de gato a león. Sin avisarme, Pinta había cambiado de forma. A dos pasos de distancia tenía un felino que me llegaba hasta los hombros. Su pelaje era marrón, y sus ojos eran color miel, aquellos eran los mismos ojos de mi skillü pero el cuerpo era distinto a lo que estaba acostumbrada.

- No se trata de lo que debas hacer… pienso que tienes que estar, donde esté tu corazón. Y te puedo asegurar que ese lugar, no es tu habitación. – su voz era más grave de lo normal, pero si me concentraba lo suficiente, podía encontrar su timbre característico.

- Tu… tu… ¡cambiaste!

- Si Trinidad, aprendí a controlar el cambio mientras tu ibas a la universidad. Sé que te parece impresionante pero, justo ahora, hay otras cosas de las que debes preocuparte – me costó salir del ensimismamiento de lo que acababa de apreciar, pero con esfuerzo, logré concentrarme en lo que Pinta quería, Lucas.

- No entiendo qué relación puede tener tu repentino cambio, con lo que yo sienta, o quiera, o deba hacer con Lucas.

- Básicamente, que en esta forma, te sirvo como medio de transporte.

- ¿Qué? – no entendía cómo podían relacionarse conceptos tan dispares como “Lucas”, “la transformación de Pinta” y “medios de transporte”.

- Vamos, no es tan difícil. Te montas en mi lomo y… yo te llevo a la casa de Lucas.

- Espera un momento – traté de ordenar mis ideas – ¿quieres que suba arriba tuyo para que seas una especie de caballo?

- Prefería el término corcel pero si lo pones de ese modo – hizo rodar sus ojos- vamos Trini, atrévete.

No supe cómo Pinta logró convencerme, pero el hecho es que a los diez minutos de haber visto su transformación, ya me encontraba sobre su espalda, aferrada a su suave pelaje, mientras ella corría por las calles oscuras de la ciudad.

Podía sentir como el viento acariciaba mi rostro a medida que mi skillü avanzaba más y más rápido.

- Ten cuidado, ¡estoy a punto de soltarme!

- Nunca te dejaría caer.

- Pero por las dudas, anda un poco más lento.

- Jaja, está bien.

Poco a poco, Pinta redujo la velocidad hasta llegar a ser más razonable. Estaba un poco asustada de que alguien nos viera pero al poco tiempo me tranquilicé al ver que no había nadie por las calles en ese momento.

- ¿Cómo es que no nos hemos encontrado con nadie?

- Porque yo no quiero que nadie nos vea.

- Quieres decir… que tu mantienes alejados a quienes andan por aquí.

- Algo así. Las personas que andan por los alrededores, de pronto sienten la necesidad de alejarse. Aún no conozco mucho los detalles de lo que puede causar mi transformación pero tengo la sensación de que deben sentir algo de miedo.

- Sin duda, eso sería comprensible. Si no te conociera y me encontrara contigo en medio de la noche, lo menos que haría sería salir corriendo.

- Muchas gracias, eso me halaga mucho – sonó un pequeño gruñido pero yo sabía que ese sonido sólo correspondía a una risa animal.

Para cuando llegamos a la casa de Lucas, mi corazón latía con fuerza. Las manos me sudaban y sentía un frío que recorría mi espalda. Debió notarse lo que sentía porque Pinta me preguntó si me sentía enferma antes de incitarme a tocar a la puerta.

- Vamos Trinidad, no hicimos este viaje en vano.

- No es necesario que me lo recuerdes – aún me sentía un poco temblorosa después de bajar de la espalda de mi mascota y sentía las piernas un poco acalambradas.

- Creo que si es necesario. De hecho, si no fuera por mi…

- Si, lo sé… no estaría aquí.

Respiré hondo y me di ánimos para lo que venía.

Durante mi vida, nunca me caractericé por ser una persona de las que se arrepienten en público. Siempre mantuve la imagen de una chica fuerte y decidida. Y sin embargo, estaba a punto de convertirme en un ser indefenso y confundido, estaba a punto de buscar a Lucas para que fuera testigo del desastre de persona en que me había convertido en los días en que intenté negar mis sentimientos por él. Estaba a punto de tocar la puerta… Pero alguien tomó esa decisión por mí.

Una chica de ojos violetas y piel pálida se había asomado a la puerta de la casa de los Gilleman y me miraba con cara de alucinación. A penas salió de su ensimismamiento, me dedicó una cálida sonrisa y luego se giró para vociferar hacia el interior.

- ¡Lucas!, baja pronto. Hay alguien que te está esperando.




3 Comments:

  1. Mayi said...
    yo kiero una mascota asi!!!
    y si viene acompañada de el k la regalo muchisimo mejor!!! jajaja
    obvio k ya tenia q ir a buscar a Lucas, esas cosas no se pueden soportar.
    y esta chica d ojos violetas?? solo espero k no sea alguna "competencia" para Trini, aunke parece q no :)
    cuidate, bye.
    Natu said...
    Waaaaaaaaaaaaaaa!! Super capi de regresoo!! xD No nos puedes dejar con la intriga de quien era esa chica !? Y que le dira Lucas a trinidad !? Me encanto el capi, yo quisiera una pinta xD
    Espero reee ansiosa el proximo capi!
    Besoooos
    Majo y Kath! said...
    wooooooooooooww¡¡¡
    me da miedo saber qien es la chica de los ojos violetas,, podria ser maloo :S espero qee noo¡¡ estaa geniaall el capituulooo wooww. dime quien no amaria tener una pinta >.< jajajajaja

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