Cuando desperté eran cerca de las diez de la mañana, era sábado así que no tenía ningún apuro en levantarme. Prendí mi computador y me puse a escuchar música de Coldplay mientras revisaba mi correo y le escribía a mis amigas del colegio. Y ahí estaba una vez más, Gabriel volvía a mi vida. En la bandeja de entrada había un correo suyo.
- ¡Oh Trinidad, cuando podrás tener una vida tranquila!
Abrí el correo.
Hola Trini: estos días he pensado mucho en ti. Creo que cometí un error. Lo siento, no sabes cuanto lo siento. Te extraño demasiado pero tengo miedo de que ya no quieras estar conmigo después de lo que te hice. Estoy confundido.
Gabriel.
¡Cómo se atrevía a escribirme algo así! Esto era lo último que necesitaba en mi vida. Mi ex novio teniendo dudas de sus sentimientos. ¡Es que acaso no tenía amigos con los que conversar de esto! Cosas así no debía decírmelas a mí, yo era la ex novia abandonada. Esto no era justo.
Estaba enojada, decepcionada, triste y confundida. No sabía si responder el maldito correo o no, y si le respondía, tampoco estaba segura de lo que era correcto responder. Me debatía interiormente cuando sonó mi celular. Tenía un mensaje de texto.
Lo abrí, el remitente era desconocido, pero lo más extraño no era eso, sino lo que decía.
No me decepciones, se que no eres así. Haz lo que grita tu corazón.
Si recibir un correo de Gabriel era extraño, esto era digno de un programa de sucesos paranormales. ¿Quién me había escrito? ¿Sabía lo que yo estaba haciendo en ese momento?
¿Y qué quería decir con lo que grita mi corazón? Otra vez la paranoia.
Finalmente, le respondí a Gabriel.
Gabriel: lamento que estés confundido. Yo también siento lo que pasó. Pero seguí con mi vida, tenías razón, la universidad es diferente y te hace cambiar. Conocí un chico y creo que lo mejor será que tú y yo sólo seamos amigos.
Afectuosamente, Trinidad.
Sabía que no todo era verdad. Si, había un chico, pero era el más extraño que había conocido en mi vida y no pensaba en él en una forma romántica. O quizás si, pero sólo un poco y en mis sueños-pesadillas y no de forma conciente. Y eso de “afectuosamente” era mi forma de venganza por lo que me había hecho. Gabriel no tenía derecho a irrumpir así en mi vida luego de que había cortado en trocitos una parte de mí.
Una vez más sonó mi celular. Era otro mensaje de texto.
Si confías en ti misma, no te equivocarás.
No quise analizar este nuevo mensaje. Quizás se trataba de un alguien que le escribía a otro alguien que, definitivamente no era yo, y simplemente se había equivocado de número. Además, esos mensajes no tenían ningún significado para mí. O por lo menos me negaba a creer que fueran para mí. No solía creer en las casualidades pero sin duda, esto tenía que ser una.
Apagué mi computador y bajé al primer piso a tomar desayuno, me encontré con Julieta.
- Te ves un poco mejor hoy, creo que te hizo bien dormir hasta tarde, aunque anoche estuviste muy inquieta.
- ¿Inquieta? ¿por qué lo dices?
- Es que desde mi pieza se escuchaban las patadas que le dabas a la muralla. Primero pensé que te habías caído así que te fui a ver, estabas enredada con el cubre cama, trate de arreglarlo un poco y después volví a acostarme.
- Emmm, gracias.
- De nada, mientras no se te haga costumbre – mi hermana puso esa cara risueña que la hacía parecer una niña – y, ¿cómo estás de la gripe? Se te ve mejor.
- Si, yo también creo que estoy mejor. Gracias por preguntar.
De pronto se me ocurrió una idea descabelladamente loca, había soñado con Lucas y una vez más me perseguía. Supuse que si me encontraba con él y lo conociera mejor, quizás se acabarían mis pesadillas.
- Voy a salir – le dije a Julieta.
- Bueno, pero ¿qué tengo que decirle a mamá cuando pregunte por ti?
- Dile que fui a la biblioteca de la facultad porque necesitaba unos libros – vacilé un instante – y que no me espere a almorzar porque pueda que me retrase.
- Bueno, lo que sea por mi hermanita mayor – sonrió amablemente – pero la próxima vez que quiera salir con mi novio tendrás que ayudarme a convencer a papá.
- Lo que quieras Juli – la besé en la mejilla y subí a mi habitación a vestirme.
El hecho de haber tomado la decisión de buscar a Lucas me alivió porque así no tendría que seguir pensando en sus extrañezas sino que podría enfrentarlas pero, ahora tenía un nuevo problema, quizás más grande que el anterior, ¿cómo lo encontraría?
No tenía ningún dato de él, sólo que éramos compañeros, no sabía su número telefónico ni mucho menos su dirección. Todo se volvió complicado y me dejé llevar por el pesimismo. No tenía otra opción que dar vueltas por la ciudad y rogarle a mi suerte que lo pusiera en mi camino pero primero, tenía que ir a la biblioteca en busca de algún libro que sirviera como coartada.
Cuando llegué a la biblioteca me encontré con Carlos, el novio de Julieta que estudiaba en la misma universidad que yo. Preferí esquivarlo para que no existiera la posibilidad de que por error me delatara. Luego me dí cuenta que, por el contrario, me convenía verlo en la biblioteca, así podría confirmar que estaba ahí por si alguien preguntaba. Tomé un libro de Biología y me dirigí a saludarlo con mi mejor cara.
- Hola Carlos, que sorpresa encontrarte aquí un día sábado.
- Hola Trini.
- ¿En qué estás?
- Busco información sobre edificios antiguos de la ciudad para un trabajo que tengo que entregar el martes.
- Impresionante, llevamos una semana de clases y ya tienes que entregar un trabajo.
- Si, habría preferido salir a caminar con Julieta pero, en vez de eso, estoy un día sábado en la biblioteca.
- Si, no es el mejor panorama que hay.
- Y tú, ¿en qué andas?
Mostré el libro que acababa de tomar – Biología – dije
- Ah, que buen pasatiempo – soltó una carcajada y un bibliotecario nos hizo callar.
- Creo que será mejor que me vaya.
- Está bien, nos vemos más tarde.
- Hasta entonces – apenas pronuncié esta frase, salí de la biblioteca, puse el libro en mi bolso y tomé un bus de vuelta a casa.
Mi búsqueda no había tenido frutos así que decidí que aún tenía un poco de tiempo para pasearme por la ciudad por si encontraba al chico misterioso. Caminé como por media hora hasta que me di por vencida. Sin saberlo, Lucas me había ganado una vez más.
Ya de noche y en mi habitación tomé el libro de Biología y estudie los dos primeros capítulos, necesitaba distraerme con algo que no me recordara mi fallida investigación.
El domingo no tuvo nada de especial, sólo sirvió para agrandar mis ansias. Cuando por fin fue tarde, les di las buenas noches a mis papás y un abrazo a Julieta, subí a mi cuarto y prendí mi reproductor de música, quería distraerme y no pensar en Lucas, ni en Gabriel, ni en el extraño mensaje en mi celular. Me dormí escuchando “Behind these hazel eyes”.
A la mañana siguiente, apagué el despertador apenas sonó. Me metí rápidamente al baño y luego me vestí, estaba preparada para ir a la facultad. Salí a tomar el bus y me di cuenta que me faltaba un libro.
- ¡Genial Trini! Otro atraso, justo lo que me hacía falta.
Corrí a mi casa, estaba vacía, mis papás ya se habían ido al trabajo y Julieta al colegio. De una carrera llegué a mi habitación, tomé el libro y salí disparada a la calle rogando por no llegar tarde, pero ya no había mucho que hacer. Por suerte la señora Hartny no dijo nada. Ale me llamó con la mano, me había reservado un puesto… y ¡qué puesto!
Ale se había sentado a tres lugares de la ventana, el asiento del lado estaba vacío y, en el siguiente estaba sentado el motivo de mis sueños extraños, Lucas. Apenas lo vi, sentí como si el corazón se me cayera al suelo, se detuvo mi respiración y no atiné a nada. Ale me tomó del brazo y me sentó antes de que la profesora se diera cuenta de mi retraso.
La hora de clases fue interminable, no me podía concentrar en nada. Ale me preguntaba en voz baja por qué no había ido a la fiesta de Jorge y yo no encontraba la forma de explicárselo en un dialogo que durara menos de dos horas. Por otro lado estaba Lucas, no me atreví a mirarlo ni por un momento pero sentía que me miraba fijamente.
- ¿Qué le hiciste a Gilleman? – preguntó Ale cuando por fin habíamos salido de la sala.
- ¿Cómo que le hice? Ni siquiera le he hablado.
- ¡Pero te ha mirado toda la hora!
- No lo se, mejor dicho no estoy segura. El viernes en la tarde me llevó a mi casa.
- ¡Qué hizo qué!
- Ay, si tampoco es algo tan extraño.
- No, extraño precisamente no, es increíble. En la semana que llevamos en la facultad no habla casi nada y te ha estado mirando de una forma tan… tan… acosadora.
- ¡No seas ridícula! Te aseguro que no es nada – diluí nuestra conversación en un nuevo tema - ¿Cómo lo pasaste en la fiesta?
- Genial, deberías haber ido. Estuvo muy buena. Jorge si que sabe organizar una fiesta.
- Es que no me sentía para nada bien así que me acosté temprano.
Sentí como si Ale tuviera miles de preguntas con respecto a Lucas pero no se atrevió a formularlas.
La hora del almuerzo fue tranquila, no hubo ningún hecho fuera de lo normal. Comimos y luego nos dirigimos a las demás clases.
Durante todo el día vi a Lucas muy pendiente de las clases, no me miró ni por un segundo. Cuando acabaron las clases el cielo ya estaba oscuro. Pensé por un momento que el chico misterioso me iba a hablar pero no ocurrió nada.
Tomé el bus 13D que me llevaba a casa, una vez ahí me encontré con mi mamá.
- ¿Cómo ha estado tu día en la universidad?
- Bien, nada fuera de lo común. Tuve clases y más clases y me encargaron un trabajo para mañana.
- Está bien, pero antes de que vayas a tu habitación a estudiar quiero que comas algo. Cuando te encierras con ese montón de libros parece como si estuvieras abstraída del mundo, como hipnotizada.
Lo que mi mamá no sabía era que últimamente los estudios no eran lo que me estaba hipnotizando sino que un chico de ojos pardos ocupaba constantemente mis pensamientos.
- Por cierto, hace dos minutos te llamó alguien. Lucas era su nombre, dijo que mañana te pasaría a buscar temprano para ir a la facultad.
- ¿Lucas?
- Si, ¿hay algo malo?
- No mamá, en realidad está todo bien.
Me comí un pan acompañado de una taza de leche, cuando ya estaba satisfecha y mi mamá me lo permitió, subí a mi cuarto.
Lucas me había llamado. No imaginaba cómo había conseguido el número telefónico de mi casa. No se lo había dicho a nadie, algunos compañeros sabían mi número de celular pero el teléfono de casa, no, definitivamente nadie lo sabía. Nadie excepto Lucas.
Como no sabía precisamente a qué hora se refería Lucas con “temprano”, me levanté más temprano de lo habitual.
Ya había desayunado y lo estaba esperando cuando sonó el teléfono del living. Fui rápidamente hacia el y contesté.
- Aló
- Te estoy esperando afuera de tu casa – una voz profunda y seductora inundó mis sentidos.
- Emmm, voy de inmediato.
3 Comments:
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cuando subes el sigte capitulo.??..no puedo eesperar..!!
me proclamo oficialmente fan #1 de tu historia,..!!..jejejeje...!!
kisses..!!
ok
ya no digo mas!!!
felicidades me encanta tu historia, continua ¡¡¡¡¡¡pronto!!!!
Qué se cree Gabriel? apuesto que lo dejaron y por eso la busca ahora. Menos mal que no calló nuevamente en sus redes jeje.
Adoro a Lucas!!!!!!!!!!!!!
apuesto que fue él el de los mensajes!!! uffffff
una pregunta.... hasta donde tienes escrito?? solo hasta el que has publicado? o tienes mas cap. listos??
te felicito!!
maysu